20 de julio de 1969 un filosofo argentino, Enrique Ernesto Febbraro, sentado en su sofá, se encuentra viendo la llegada del hombre a la luna y es allí cuando se promete a sí mismo que ese sería para siempre el Día del Amigo. Así fue como envió mil cartas a cien países y, a vuelta de correo con 700 respuestas, había quedado fundado el Día del Amigo
Para este filosofo argentino la llegada del hombre a la luna fue "un pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad", consideró que había madurado su idea de dedicarle un día al amigo. "Escuché que el alunizaje del módulo era un gesto de amistad, desde la humanidad hacía el universo. ¡Ya está, es el día elegido! -dijo Febbraro- Hoy se celebra en unos cien países y esta en la agenda del corazón de los argentinos".
‘’Un gesto de amistad, desde la humanidad hacia el universo’’ que hermoso es saber que el verdadero gesto de amistad, de amor infinito fue en dirección contraria, comenzando desde el universo, desde Dios, hacia la humanidad pecadora. Ese amor que se compara a la de un fiel amigo, a alguien que no engaña sino que es leal y habla con verdad. Ese amor que es capaz de dar la vida por uno y dar un regalo que no merecemos.
Digno e inigualable ejemplo de amistad tenemos para relacionarnos con nuestro prójimo. Parámetros nos dejó Jesucristo para que amemos a nuestro prójimo, a nuestros amigos y aún más a nuestros enemigos.
Todos los años cercanos al 20 de julio los negocios se colman de merchandising con objeto del ‘’día del amigo’’, nosotras mismas muchas veces nos encontramos entre esos consumidores para hacer sentir a nuestro amigo importante y recordado en este día. Pero sería mucho más hermoso que en este tiempo eleves una oración a Dios para que tu amigo sea fortalecido para soportar tentaciones o pruebas, alentado para vencer obstáculos y guiado por la voluntad de Dios. Llámalo también o visítalo y hazle saber que estas orando por él. Hazle saber que aunque las cosas no parezcan estar bien tú estas a su lado orando por él, amándole y sigues fielmente el ejemplo de Jesús.
-Escrito para la Revista Femenina de la iglesia, julio2006-
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