[...] Al abrir los ojos ( tal vez gritaba ya) vio que se habían separado. Ahora sí gritó. De frío, porque la nieve le estaba entrando por los zapatos rotos, porque yéndose camino de la plaza iba Alina Reyes lindísima en su sastre gris, el pelo un poco suelto contra el viento, sin dar vuelta la cara y yéndose.
13 mayo 2005
Corazon de oro
_ ¿Mamá qué es aquel bulto dorado sobre la repisa del cuarto de los abuelos?
Y así fue como su madre comenzó a contarle la historia...
Iván era un niño con un gran corazón. Siempre se caracterizó por su inmensa bondad, por su dulzura en el trato hacia los demás. Durante su adolescencia cada chica que lo conocía no podia impedir enamorarse de él.
Desde su niñez pudo brindarle al mundo lo mejor de él, es decir Iván era tan bueno que no pertenecía a este mundo.
Iván creció en edad al igual que en bondad. Al cumplir veinte años ese corazón de oro fue el que le trajo problemas. Fue en su nacimiento que el médico le dijo a sus padres: ''El corazón de este niño es de un metal precioso, 100 % oro. Por lo tanto no hay mucha esperanza, su vida no sera muy prolongada’’
Sus padres ignoraron este aviso y siguieron como si nada con la crianza del niño, lo vieron crecer y desparramar a cada paso su inmenso amor, hasta llegaron a olvidar este tema, pero fue en el momento menos pensado cuando el problema vino a ellos y cuando en esa habitación oscura de hospital se apagaba la vida de Iván.
Operaciones, trasplantes, nada de eso servia, el corazón de él no era humano, solo latía por su benignidad.
Todo el pueblo marchaba al hospital, mujeres, hombres, niños, y ancianos, todos querían despedirse de Iván, querían abrazarlo una vez más y ver en sus ojos a esa persona sobrenatural, hasta en lo último de su vida era él quien consolaba a sus amigos, no permitía que ellos sufrieran, así era Iván, con un corazón de oro.
Fue el 15 de noviembre de 1982 que Iván partió de este mundo, fue su pueblo natal y todas aquellas personas que lo conocieron que realizaron un duelo de una semana para recordarlo solo a él.
Sus padres y su hermana quisieron recordarlo como se lo conocía, ''Iván, el chico del corazón de oro'', es por eso que antes de enterrarlo decidieron quedarse con el mejor recuerdo que podían tener de él.
_ Si mamá, ahora entiendo, el tío era un hombre bueno.
Sumergidas en sus paginas
Era una tarde especial que solo insitaba a disfrutar de una merienda al aire libre y fue asi como lo había decidido el señor de la casa.
Como siempre el Señor Timoneda no respetaba el día libre de sus sirvientes, aunque tenían prohibido salir de la casa, en su dia tenían derecho por lo menos a quedarse un tiempo mas en sus camas si así lo deseaban o simplemente disfrutar de una recreacion simple pero con un pequeño gusto a libertad. Sin embargo para él no existia la palabra libertad mientras que él necesitara algo. Era por eso que nadie quería trabajar en su mansion. Pero las hermanas Jonshon no habían tenido otra opción. Cuando la mayor de las hermanas tenia diez años, ella y sus tres hermanas habían quedado huerfanas luego de un incendio sufrido en el rancho en donde su padre había muerto y años antes su madre había muerto al dar a luz a su hermana menor. Fue así como el Señor Timoneda tuvo uno de esos pocos momentos en el que su corazón se compadecio por un ser viviente y las hospedo en su casa pero como sirvientas y así ha sido hasta el día de hoy en que ya han pasado mas de catorce años de servicio en la mansion. Ellas, las cuatro hermanas que nunca conocieron mas allá de esa gran casa y los almacenes a donde iban a comprar los viveres, tuvieron justo este día el anhelo de probar de esa libertad tan prohibida para ellas.
Ese día mientras la familia estaba merendando en el campo entraron a la biblioteca (lugar prohibido para los sirvientes) buscando desesperadamente un lugar en donde podrian realizar sus anhelados sueños. Buscaron libros de geografia, fotografías del mundo y en sus cabezas aventureras soñaron con cada uno de esos lugares y así sucedio como en sus mentes sintieron un poco de esa libertad añorada. Y día tras día a escondidas de la familia entraban a la biblioteca y planeaban un viaje a un lugar lejano mientras que sus mentes se transportaban a aquellas playas y montañas, a esos lugares en donde sus pies nunca se posarian mientras que estuviesen presas en esa casa y lo peor aun es que podían irse si querrían pero no tenían adonde marchar cuando el sol se pusiera ni adonde recurrir cuando sus estomagos hambrientos sintieran la necesidad de alimentarse; es por eso que aun siguen allí y cuando pueden se escapan de la realidad y se sumergen en aquellas fotografías comenzando una y otra vez sus viajes soñados.
12 mayo 2005
¡¿Que son estas cosas?!
La mayoria de las narraciones que aparecen aca son trabajos que tuve que hacer para la facultad o algo que escribi para algun concurso literario de la iglesia.
Al leerlas aca puedo notar que la mayoria de estos cuentos o como quieran llamarlos, estan hechos en primera persona. No se si podria decir que de alguna forma me transformo yo misma en compañera o protagonista de cada uno de estos relatos. Simplemente cuando comienzo a escribir trato de alcanzar cierta empatia con mi personaje creado y de esa forma comprenderlo y seguir simplemente sus ordenes al pie de la letra.
Al leerlas aca puedo notar que la mayoria de estos cuentos o como quieran llamarlos, estan hechos en primera persona. No se si podria decir que de alguna forma me transformo yo misma en compañera o protagonista de cada uno de estos relatos. Simplemente cuando comienzo a escribir trato de alcanzar cierta empatia con mi personaje creado y de esa forma comprenderlo y seguir simplemente sus ordenes al pie de la letra.
El fin de la avaricia
Cuando subió al altar nunca imagino que esta pesadilla duraría tanto. Con sólo treinta años ella tenía su corazón lleno de avaricia. Fue en él, un anciano de 70 años con una gran fortuna, que encontró la forma de darse los lujos con los que siempre habia soñado.Cansada de ser la enfermera de este anciano y asqueada de vivir cada día con este hombre despertó una mañana con el fuerte deseo de ponerle fin ella misma a la vida de él, su esposo.
Así fue como cada día en su comida ella le agregaba una pequeña dosis de veneno mortal. La vida de él comenzó a apagarse. Para los demás, era parte de su avanzada edad, para ella significaba la única forma de deshacerse de este ‘mal innecesario’. Pasaron los días, las semanas, y también el mes, sin embargo él se encontraba recostado en su cama aún con su corazón latiendo. Sin aguantar ya más volco todo el contenido del veneno en una taza de té y se encamino hacia la muerte tan deseada de su esposo. Caminando hacia ese cuarto que se transformaria en pocos minutos en una tumba, su mente divagaba en la libertad que obtendria tras la muerte de él, al ser ella dueña de todo ese dinero no existiría gusto que no se diera. Apoyo la taza en la mesa de luz, se sentó al lado de su futuro difunto esposo y dejo volar nuevamente su imaginación, pensó en los viajes que haría, los teatros que visitaría mientras tomaba un sorbo de té. Fue en ese momento en el que él fijo sus ojos sobre ella, quien en un instante con solo treinta años cayo muerta allí.
Así fue como cada día en su comida ella le agregaba una pequeña dosis de veneno mortal. La vida de él comenzó a apagarse. Para los demás, era parte de su avanzada edad, para ella significaba la única forma de deshacerse de este ‘mal innecesario’. Pasaron los días, las semanas, y también el mes, sin embargo él se encontraba recostado en su cama aún con su corazón latiendo. Sin aguantar ya más volco todo el contenido del veneno en una taza de té y se encamino hacia la muerte tan deseada de su esposo. Caminando hacia ese cuarto que se transformaria en pocos minutos en una tumba, su mente divagaba en la libertad que obtendria tras la muerte de él, al ser ella dueña de todo ese dinero no existiría gusto que no se diera. Apoyo la taza en la mesa de luz, se sentó al lado de su futuro difunto esposo y dejo volar nuevamente su imaginación, pensó en los viajes que haría, los teatros que visitaría mientras tomaba un sorbo de té. Fue en ese momento en el que él fijo sus ojos sobre ella, quien en un instante con solo treinta años cayo muerta allí.
07 mayo 2005
La delgada linea
Sentado allí en su escritorio no podía concebir aun la noticia que había recibido, una noticia que cambiaría completamente su vida o mejor dicho culminaría con ella.
La incomprension lo invadia, aun no lograba comprender el porque de tan grande castigo. Todos sabemos que algún día moriremos sin embargo desconocemos la hora y el día, pero él sí lo sabia y eso es lo que más ansiedad y preocupación le producía.
Hace unos momentos su teléfono había sonado, al otro lado del tubo se escuchaba la voz familiar de su doctor y amigo, en quien él había confiado su delicado estado de salud. Ese amigo que habia dejado sus sentimientos a un lado para transformarse en el frío doctor que traia la mala noticia le había comunicado que tenia una enfermedad terminal para la cual no existía cura alguna y que su vida tenia una fecha de muerte.
Aunque ya habían pasado dos horas de haber recibido la pésima noticia, seguía sin poder enterderlo sentado aún en su sillón. Un solo anhelo tenía, que el tiempo no pasara, deseaba poder seguir viviendo felizmente con su esposa en su hogar y de vez en cuando recibir las visitas de sus hijos y nietos. Aunque su vida no era nada fuera de lo normal, era la suya, su propia vida y deseaba seguir con ella.
Allí sentado, comenzó a valorar aquellos momentos insignificantes a los que nunca le había dado la debida importancia, momentos que ya no volverían a tener ese gustito tan especial, porque de ahora en mas todo lo que viviera tendría ese amargo sabor a muerte.
Observando la habitación noto allí, sobre su escritorio una bola transparente, no era nada especial, solo un recuerdo de las vacaciones pasadas, las cuales nunca se repetirían. La tomo en sus manos y mirándola vio en ella su reflejo, su imagen. Allí sentado frente a sus ojos se encontraba un hombre aun con las fuerzas para seguir viviendo aunque sus estudios clínicos dijeran lo contrario, un hombre con muchas ganas de vivir aun cuando su cuerpo ya no aguantara más.
En ese instante en el que vio su reflejo, anheló, deseó y suplicó, que la vida no avanzara, que ya no existiese un mañana en el que su vida acabara. Sentado allí, cruzó la barrera, la delgada línea entre la locura y la cordura. Un hombre arrastrado por la desesperación y la desesperanza, mientras observaba su reflejo, permitió que su mente quedara fija en el vacío, anhelando que no existiese el mañana, cumplió su deseo, aun cuando su cuerpo tuviera un mañana y se deteriorara, para su mente no existiría ese dia, porque había quedado en el pasado, varado en el tiempo.
Fin.
¿Insensible yo?
Sera la falta de tiempo, estar corriendo de un lado para el otro o simplemente la falta de inspiracion para escribir.
Ultimamente me siento una persona insensible y dura frente a los hechos que suceden a mi alrededor. Se que el Señor me fortalece grandemente, sin embargo por causas que desconozco no puedo llorar por la gran perdida que he padecido.
Se que la perdi, tengo conocimiento intelectual pero no emotivo.
Quiero sentir, quiero llorar, pero me siento impedida a hacerlo.
Me envuelve una coraza que no me permite demostrar mi tristeza.
Ultimamente me siento una persona insensible y dura frente a los hechos que suceden a mi alrededor. Se que el Señor me fortalece grandemente, sin embargo por causas que desconozco no puedo llorar por la gran perdida que he padecido.
Se que la perdi, tengo conocimiento intelectual pero no emotivo.
Quiero sentir, quiero llorar, pero me siento impedida a hacerlo.
Me envuelve una coraza que no me permite demostrar mi tristeza.
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