06 enero 2006

Vuelve a ser un niño.

Quiero compartir con vos algo que el Señor me mostro unas horas antes de finalizar el 2005, espero que sea de bendición para vos.

‘’Hagamos un balance de este año’’ ¿Cuántas veces hemos repetido incansablemente esta frase año tras año? ¿Hemos cambiado realmente al hacer este balance? Puede ser que si como puede ser que no.
Seguramente comenzamos enero con la mayor voluntad posible para no caer en los mismos errores, en febrero se nos torna difícil luchar contra la ‘’carne’’, en marzo reanudamos nuestros estudios u otras actividades anuales y concluimos en que nuestros ideales son difíciles de alcanzar. En diciembre lamentablemente ya olvidamos todas las promesas y metas que nos habíamos propuesto cumplir el 1 de enero y volvemos al ‘’famoso balance’’, y así entramos en un circulo vicioso.
Tristemente nos es difícil perseverar en nuestros ideales, en términos humanos nos parece imposible alcanzar la utopía de ‘’ser imitadores de Cristo’’. Pero... ¿por qué?, quizás es porque aún no hemos comprendido el secreto de la vida cristiana.

‘’De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños no entrareis al reino de los cielos’’
[1]

‘’Desead como niños recién nacidos la leche espiritual no adulterada...’’
[2]

El Señor nos llama a ser como niños, pero... ¿cómo es un niño? Un niño es indagador, tiene muchas preguntas y pocas respuestas, le fascinan las sorpresas, todo es nuevo para él.
¿Cuando eras niño te preocupabas por lo que ibas a comer la próxima semana? ¿te preocupaba el tipo de ropa que ibas a vestir?.
No, eso no te quitaba el sueño, ¿por qué?, simple, sabías que tus padres se ocuparían de ello. El deber de ellos era cuidarte y el tuyo obedecerlos y dejar que cuiden de ti. Descansabas en que ellos cumplirían con su parte porque te amaban.
Pero si sabemos que tenemos un Padre celestial Todopoderoso que vela constantemente por nosotros ¿por qué actuamos como lo hacemos?. Tal vez por nuestra estrechez mental es que limitamos el obrar de Dios. Desconfiamos de su poder, desconfiamos de su voluntad y preferimos organizar nuestra vida acudiendo solo a Él para que bendiga nuestros proyectos, no para que Él los cree.

¿Hiciste una lista con todos tus proyectos y metas para el 2006? ¿Te llenaste de actividades, campamentos, conferencias, trabajo, salidas, estudios, etc, etc, etc antes de que comenzara el año?
Te sugiero algo. No la rompas, simplemente toma una hoja, divídela en dos columnas. En un columna pon tu nombre y transcribe todos esos planes, en la otra el nombre de Dios, esa columna déjala en blanco. Al finalizar el año toma la hoja y escribe en la que le corresponde a Dios la forma en que Él te sorprendió, como acomodo tus proyectos, como elimino algunos y agrego otros.
Toma esa hoja y observa lentamente la manera en que Dios obro de forma sorpresiva y espontánea en tu vida. Si no hay nada que escribir en la columna de Dios estás en un grave problema. Hay algo que limita el obrar de Dios en tu vida, has dejado de ser un niño para ser una persona totalmente organizada y esquematizada. Has estado todo el año lleno de proyectos, no queriendo que nada se escape de la agenda, has deseado tener todo bajo control sin darte cuenta que has dejado a Dios fuera de tu agenda. Él no está en contra de la organización porque Él es un Dios de orden. Pero allí está el problema, Él es quien pone el orden, no tú.
No procures llenar tu agenda este año, procura arrodillarte y pedir su guía, no procures correr para llegar a todos lados, deja que Él te lleve adonde sea mejor para Su plan.
‘’Cuando dejas a un lado tus metas personales, deseos, y ambiciones, entonces es cuando Dios revelará las metas, deseos y ambiciones que Él tiene para ti’’.
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¿Será tu personalidad impetuosa la que te permite realizar tus planes o la voluntad de Dios que los realiza?





[1] Mateo 18. 3 (Reina Valera Rev. 1960)
[2] 1 Pedro 2. 2 (Reina Valera Rev. 1960)
3Greg Laurie La Iglesia Trastornada, pag.134

1 comentario:

  1. Amén, Dios te bendiga, espero que todos podamos ver la mano de Dios obrando este año!

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