02 enero 2011

Jane Eyre...

[...]‘’Que nunca había habido una tonta más tonta que Jane Eyre; que nunca hubo loca más fantástica que se engañara con tales mentiras y tragara el veneno como si fuera néctar.
¿Tú favorita, del señor Rochester? – me decía - . ¿Tú adornada con el poder de agradarle? ¿Tú, de alguna importancia para él? ¡Vete! Tu locura me enferma. Y has recibido con placer señales ocasionales de preferencia, señales equívocas, dadas por un caballero de familia y hombre de mundo a una sirvienta y a una novata. ¿Cómo te atreves? ¡Crédula y estúpida! ¿Ni siquiera el propio interés ha conseguido hacerte abrir los ojos? ¿No te repetías esta mañana la escena breve de anoche? ¡Cúbrete la cara y avergüénzate!’’ [...]

[...]‘’Escucha entonces, Jane Eyre, tu propia sentencia: mañana pon delante de ti un espejo y dibuja tu propio retrato, pero fielmente, sin suavizar ningún defecto, ni omitir ningún rasgo desagradable, ni suprimir ninguna irregularidad; y escribe debajo: ‘Retrato de una institutriz sin relaciones, pobre y simple’ ‘’. [...]


[...]‘’Antes de que transcurriera mucho tiempo tuve motivo para felicitarme por aquella profunda disciplina a que había sometido mis sentimientos. Gracias a ella pude hacer frente con calma a los acontecimientos posteriores, calma que me hubiese sido imposible de observar en el caso de haber estado inadvertida’’. [...]

[...]‘’Cuando oí esto, sentí un temblor extraño y una sensación rara en el corazón. En realidad estaba permitiéndome experimentar una desagradable sensación de desilusión; más llamando al orden a mi razón y recordando mis principios, no tardaron mis sentidos en volver a la lógica; fue maravillosa la rapidez con que me rehíce de aquel achatamiento momentáneo, cómo rectifiqué el error de suponer que los movimientos del señor Rochester eran algo que yo tenía motivos de considerar de vital interés’’. [...]

Jane Eyre es el mejor retrato de una mujer actual. Aquella mujer carente de algunas cualidades pero dotadas de otras que se enfrenta al porvenir a pesar de sus inseguridades y complejos sabiendo que no posee otra chance más que la de avanzar frente a la tormenta desprovista de los privilegios que otras obstentan.

Jane Eyre, podría ser la que intenta (y por momentos logra) disciplinar sus sentimientos ante la tormenta de confusión y tristeza que siente su corazón frente al señor Rochester.

¿Buscas una heroína que no se encuentre dotada de una belleza deslumbrante? encuentra a Jane Eyre.



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